Colaborador
¿Cuáles son los principios del buen periodismo? Fuentes confiables, veracidad, oportunidad, inmediatez, por solo citar algunos. Hay quienes se llenan la boca para llamarse a sí mismos «paladines de la noticia» cuando ni siquiera cumplen estos preceptos básicos. Ese el caso de Alain Paparazzi.
Parece que el tipo no duerme. Está constantemente a la pesca de cualquier foto o video para manipular su contenido y contexto. Después lo difunde a la enésima potencia en las redes sociales. Recuerda a aquella máxima de los magnates de la prensa estadounidense durante la Guerra del 95: «Mándeme la foto, que yo pongo la guerra».
Cualquier pared descascarada, tubería rota o foto de una cola le sirve a Alain para inventarse sus grandilocuentes historias. ¿Contrastar fuentes? ¿Verificar los acontecimientos? No es esa la práctica de Paparazzi. Lo de él es sacar la noticia falsa ya, y regarla como una plaga.
Para el colmo, se dedica a manipular a otros para que hagan lo que él quiere. Miren solo el caso de Jorge Yunior y Maykel Ossorbo, como los enchuchó para que se enfrentaran. Él mismo sabe que el discurso de luchar «por la libertad de Cuba» es solo un pretexto para el descaro y el oportunismo.
¿Qué es un paparazzi, a fin de cuentas? Alguien dedicado al chisme, a alimentar rumores sin fundamento con fines puramente lúdicos. Pero Alain Paparazzi ha llegado a más. No persigue el entretenimiento, sino la desinformación. No trae noticias, sino mentiras que busca hacer germinar en el calor del momento. Su máxima no es la verdad, sino la manipulación.